La evaluación es un proceso contextual que forma parte intrínseca de la experiencia de aprendizaje en el aula, cuya funciones son:
De diagnóstico de los diferentes aspectos del rendimiento educativo como base de la adaptación de la enseñanza a las características de cada situación de aprendizaje, así como de las actividades de recuperación.
De pronóstico o predicción de la posibilidades de los alumnos, como base para su orientación personal, escolar y profesional.
De control permanente del proceso educativo de los alumnos que permite informar a las familias, realizar adecuadamente las promociones, y la expedición de diplomas o títulos sobre bases lo más objetivas posibles.
Existen otras funciones de la evaluación más específicas y derivadas de las anteriores, que son:
· Elaboración y revisión de los objetivos y de los contenidos, tanto en su selección, ordenamiento y secuenciación.
· Elaboración de las estrategias metodológicas y actividades de aprendizaje.
· Elaboración y revisión de la adaptación de programas a alumnos con necesidades educativas especificas.
· Elaboración y revisión de las actividades de recuperación.
Además de las ya citadas funciones de
· Formativa, donde la evaluación proporciona datos y juicios de valor que pueden utilizarse como puntos de referencia para orientar y dirigir adecuadamente un proceso, en este caso el educativo.
· Sumativa, que es una función aplicada al ámbito del alumno que permite calificarlo de apto y no apto.
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